La importancia de saber desconectar del trabajo

Muchos de nosotros (y hay que admitirlo) no desconectamos del todo de nuestro trabajo, ya seamos autónomos y queramos que nuestra empresa despegue lo antes posible o quizás porque queramos adelantar trabajo.

Pero el hecho de no hacerlo implica para nosotros consecuencias nefastas a largo plazo, tanto física como psicológicamente. Es conocido por todos el caso de muchas empresas que piden a sus trabajadores que contesten emails o llamadas si es necesario aunque estén en sus vacaciones o fuera del horario laboral.

Desde el Congreso de Diputados según la ley de protección de datos se considera que es necesario garantizar el descanso del personal no interrumpiendo su intimidad personal y familiar fuera del horario. Aún así, en muchos casos esto no se cumple, ya sea por parte de la empresa o porque nosotros seamos nuestros propios jefes.

Estar tanto tiempo alerta y continuamente pendientes del trabajo hace que nuestro organismo se resienta. Veamos, en este post, todas las consecuencias negativas que puede tener no saber desconectar del trabajo:

  1. Consecuencias físicas como dolores musculares, dificultades a la hora de respirar, jaquecas crónicas, cefaleas, arritmias, aumento de nuestra tensión arterial y un sistema inmune mucho más debilitado.
  2. En cuanto a las consecuencias psicológicas y emocionales podremos hablar de ansiedad crónica, aumento del estrés y posible depresión. Muchos de los trastornos psicosomáticos tienen su origen en la falta de desconexión y las muchas horas de trabajo.
  3. Podrá provocarnos problemas personales, al tener la sensación de estar “permanentemente conectados”. No vemos una hora de cierre, ya que nos podrán llamar o enviar emails las 24 horas del día. Esto hace que aumente el estrés y la ansiedad, sentimos que nuestra vida es monótona, sufrimos de insomnio, fatiga, problemas alimenticios (falta de apetito o atracones), irritabilidad o insatisfacción personal.
  4. Nos repercute también a nivel social, ya que vivir dentro del mundo del trabajo significará tener un “monotema”. Probablemente tendamos a hablar solamente de nuestras metas laborales, del estrés que sufrimos o de nuestros compañeros y eso hará que la calidad de nuestras conversaciones empeore. Seguramente también tenemos mucho menos tiempo para hacer vida social y quedar con nuestros amigos, porque estemos cansados, apáticos o porque no podamos ir al cine porque estemos constantemente respondiendo llamadas. ¿La consecuencia? El distanciamiento social.
  5. La falta de desconexión también se ve en los problemas que causa en las parejas. Ya de por sí la  mayoría trabaja una jornada de 8 horas, entre recados, vida social y hobbies queda poco tiempo para nuestra pareja. Puede ser que nuestra pareja acabe cansándose de largas, de fines de semana en los que haya que trabajar, vacaciones interrumpidas o de nuestra apatía por estar siempre estresados. El deseo sexual también se ve afectado, ya que tiende a inhibirse fruto del cansancio, el insomnio o  las discusiones frecuentes por la falta de atención.
  6. Si tenemos hijos ellos también notarán la falta de tiempo, sobre todo los niños pequeños que necesitan mucha atención para poder establecer lazos fuertes y generar un apego seguro. A la larga lamentaremos no haber aprovechado ese tiempo de la infancia que nunca vuelve con ellos.
  7. Para finalizar, la falta de desconexión, aunque a corto plazo sea beneficiosa ya que invertimos todo nuestro tiempo y energías en que nuestro trabajo progrese y vemos resultados, a la larga es nefasta. La falta de concentración, la disminución del rendimiento, la pérdida de motivación, la irritabilidad, la pérdida de paciencia y una situación emocionalmente más caótica son una bomba que puede estallar en cualquier momento. Hará que nos precipitemos en decisiones importantes, que no valoremos todas las alternativas, que cometamos errores a la hora de tratar a nuestros socios o clientes, que se nos olviden citas importantes… En resumen, todas las horas invertidas anteriormente, no nos valdrán de nada.

Por ello es tan importante que descansemos: un trabajador contento y descansado es un trabajador productivo.

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