Pros y contras de ser autonomo

La figura del autónomo es una realidad cada vez más extendida. Y aunque este concepto de trabajar para uno mismo también se ha acabado adulterando dado que existen los falsos autónomos (empleados de empresas que han sido obligados a contraer esta ligadura contractual para conseguir el empleo), el autónomo requiere mentalidad de que lo es.

Lógicamente su actividad siempre va a estar ligada a clientes, proveedores y colaboradores como en el caso de los empleados de una empresa, pero sus ingresos van a estar ligados a la cantidad de producción que realice. Y la cantidad siempre debe ir unida a la calidad, bien sea a través de la buena relación calidad-precio, buenas condiciones de pago o excelentes entregas, entre otras variables.

El autónomo que trabaja con la idea de ganar dinero para mantenerse y prosperar, siempre estará abierto a explorar dentro de su propio mercado, pero también en las posibilidades de expandirse e incluso diversificar. Debe estar atento a la competencia y reaccionar de la manera que le haga más próspero, que puede ser precisamente copiando a sus competidores o, por el contrario, distanciándose con una oferta mejor o más amplia.

A veces la financiación es el mayor escollo de los autónomos, algo que pone un poco más cuesta arriba el logro, pero muchos parten de ahorros o préstamos familiares o bancarios. Éstos últimos son más delicados de asumir, sobre todo cuando el proyecto no sigue adelante, por lo que partir de ahorros o ayudas sin intereses, sería la mejor opción.

Ser autonomo significa fijarse una meta detallada y elaborar su plan pormenorizado sin que le ataquen los miedos o las dudas. Ser independiente financieramente también conlleva el compromiso de serlo y hay que cumplir con todos los requisitos formales de la actividad, intentando ser más rentable cada vez y pedirse a uno mismo un incremento razonable del esfuerzo. Un esfuerzo orientado siempre al logro, que es obtener beneficios que también aumentan con el tiempo.

Y cuando este proyecto funciona, continuar abriendo caminos y diversificar con otras propuestas, es el camino hacia el éxito y la meta de la libertad financiera, dos variables que deberían estar en la mente de todo autónomo auténtico.

El autónomo no tiene tiempo libre pero puede tomárselo cuando desee. Trabajar de 8 a 3 puede ser una meta para la mayoría, pero el precio por ese tiempo es limitado y está acotado, mientras que el autónomo no tiene, en esencia, límite de ganancias. Al menos en los primeros años, el trabajo no debe ser una carga negativa, sino más bien la realización y puesta en práctica de las metas que se van consiguiendo.

Y finalmente, el autónomo podrá no necesitará una oficina adecuada a un gran equipo de trabajo; podrá valerse de una oficina virtual, más cómoda y apta a sus exigencias, ya que lo más normal es que trabajé desde casa la mayoría del tiempo. Y, cuando lo necesite, siempre podrás beneficiarse de la opción de alquilar una sala de reuniones durante unas horas.

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