Tener buena atención no es más que poseer la capacidad de enfocar nuestra atención a dónde queremos en ese momento, ignorando durante un periodo de tiempo más o menos largo todo lo demás.
Conseguir concentrarse en el trabajo implica directamente ser más exitoso, aprovechar mejor el tiempo y ser bastante mejor valorado por compañeros y superiores.
Si conseguimos ese preciado “dorado” evitaremos distracciones que nos aparten de nuestros objetivos, trabajaremos con mayor rapidez y calidad y podremos aprovechar el tiempo restante en otras actividades.
Existen sencillos trucos o actividades que podemos hacer en el trabajo para potenciar nuestra atención. Piensa que como cualquier capacidad esta se puede entrenar y mejorar.
1- Acostúmbrate a enfocar tu atención solamente en una tarea
Sabemos que en el trabajo resulta casi imposible contestar llamadas mientras respondemos un email, mientras contestamos al compañero u organizamos nuestro escritorio.
Apaga el móvil o tenlo en modo “avión”: estamos tan acostumbrados a desconectar cada vez que recibimos un mensaje que nuestra atención (nuestro músculo del interés) se ha vuelto laxo y débil. Si ves que vas a tener que concentrarte, es mejor que tengas tu teléfono lejos.
El propio nombre de “enfocar” habla del truco; piensa que tu atención es un foco de luz: cuanto más dividas este menor será el resultado.
2- Cuenta ovejas
Al igual que hacemos para conciliar el sueño y no tener nuestra mente ocupada por la noche en otros problemas, sirve también en el trabajo pero esta vez en vez de ovejas son números o palabras.
La actividad consiste en coger un periódico o libro y empezar a contar palabras, primero de un párrafo y después de toda la página. Es un truco ideal para hacer una pausa, parar de pensar en otras cosas y dirigir nuestra mente a una tarea concreta.
3- Respira
Ya lo sabían los budistas, la respiración es en muchas ocasiones la clave de todo. Si notas que te estás empezando a poner nervioso o a agobiarte por las tareas, practica ejercicios de respiración.
Puedes hacerlo en tu puesto de trabajo. Siéntate un rato, tranquilízate y haz respiraciones profundas con los ojos cerrados: te sorprenderás de la calma que encuentras al abrirlos.
4- Entrena la dirección controlada
¿En qué consiste esto? En manejar nuestra propia atención, sus periodos de concentración y de distracción. A veces no hay nada más eficaz que distraernos deliberadamente durante unos minutos para después retomar nuestro trabajo.
Este ejercicio tienes que hacerlo conscientemente, elige una hora concreta y cuanto tiempo vas a distraerte. Así tu cerebro irá aprendiendo a “auto-controlar” la atención y no a funcionar instintivamente.
5- Actividades de relajación
Muy ligado a la respiración y a la distracción encontramos la meditación. Cierra los ojos y dedícate a escucharte a ti mismo durante unos minutos, a dejar que el cerebro “suelte” todo lo que estaba reteniendo mientras trabajabas.
6- Entrena la atención
Al igual que contando números o palabras, conseguimos focalizar la atención, con crucigramas o sopas de letras. Lograremos que la atención se mantenga mejor durante más tiempo. Sobre todo si la tarea es divertida.
El truco está en empezar por cosas pequeñas y sencillas que nos aporten diversión y relajación e ir pasando a tareas más complicadas.
7- Técnica de la tarjeta roja
Una vez conseguida la concentración en una tarea, en muchas ocasiones se ha visto interrumpido nuestro trabajo por llamadas, compañeros que nos preguntan algo…
Esta técnica consiste en que, una vez que hayamos conseguido nuestro punto óptimo de concentración, colocaremos una tarjeta roja u otro objeto que puedan identificar nuestros compañeros y que simbolice “no me interrumpas”.
Con esta técnica se pretende mejorar el entorno en el trabajo y sirve para periodos cortos (si estos se alargan es posible que tus compañeros piensen que nunca estás disponible o no quieres participar en el trabajo de equipo) en los que necesitemos el 100% de nuestra atención.